viernes, 19 de agosto de 2011

Hay cosas más importantes que ganar


La vida es una serie de combates que se van librando con diferentes resultados, se gana, se pierde, lo único inevitable es combatir. Siempre hay posibilidades, siempre hay opciones. Se debe ser ambicioso, se debe pretender ganar, mejorar, buscar. Sin embargo, como humanos, tendemos a procurar una victoria sin medir los caminos por los cuales llegamos a ella, sin pensar en que probablemente, el camino que recorremos para llegar a nuestra meta es el verdadero desafío, es ahí en donde debemos ganar, simplemente haciendo las cosas bien, siendo el resultado subjetivo y generalmente consecuente de haber dado todo de la mejor manera. Por ello, el concepto de ganar es ambiguo, pues ganar se debería lograr cuando lo obtenemos a base de esfuerzo nato, sin trampas, preocupándonos por cada medio que tomamos.


Después de ser partícipe de los últimos clásicos del futbol español, la sensación que le queda al observador no es otra que la de sentimientos encontrados. Por un lado te das cuenta de los atributos que una serie de profesionales tienen para lograr sus objetivos, tienes el placer de disfrutar del que, tal vez, sea el mejor futbol del mundo y de los mejores clubes. Por el otro, te decepcionas profundamente de las actitudes que una persona puede llegar a tener por el hecho de buscar ganar. Es ahí donde los triunfos resultan difíciles de definir. Con todos los argumentos futbolísticos, económicos, sociales, etc. que estas personas tienen y con la cantidad de gente que los ve como un ejemplo, resulta muy triste ser testigo de una sinfonía de engaños, faltas, golpes, vulgaridades y ofensas de ambos lados. Siempre resulta un bueno y un malo. Pero el héroe en esta pelea, no es quien deja de ser antideportivo, sino quien comete menos desperfectos. Es decir, el club que mejor juega, que tiene al mejor jugador del mundo, que gana justamente, también tiene un sinnúmero de acciones lamentables. Burlarse del rival, dejarse caer, hacerse víctimas. Pero del otro lado, el otro peleador, a pesar de sus grandes capacidades, que lo sitúan cada vez más cerca del nivel del mejor, tira todo a la basura al momento de dejarse llevar por algo diferente a la pasión pero que quieren nombrar de esa manera. Patadas increíbles, ganas de lastimar, más insultos, malos perdedores, malos ganadores, mañas. Liderados por un entrenador lamentable, que de ninguna manera merece estar donde está, que provoca, lástima y se deshace en un concierto de actitudes indignas de un profesional. Queriendo ser un personaje llamativo, al cual le presten atención, confunde el hecho de animar un deporte con lastimarlo, pues el portugués sólo logra desmerecer.




Entonces llega un punto en el que debemos preguntarnos si esto realmente le hace bien al futbol. ¿Es pasión? ¿Son necesarios este tipo de animadores para que el sistematizado futbol actual resulte interesante? Yo creo que no, hay demasiada calidad en el mundo, demasiado que gozar de este deporte como para necesitar este tipo de combates, sin honor, sin valor alguno. ¿Realmente el Real Madrid necesita victorias logradas a base de patadas y juego sucio? ¿Es esto lo que merece un equipo de tal prestigio?. ¿En serio el Barcelona necesita de trampas "astutas" para ganar lo que deseen? ¿Ganar lo es todo? ¿Ya no importan los medios?. Yo pienso, que hay cosas más importantes que ganar, y que ganar, en sí, es algo más que tener más goles en un partido. Dejemos de aplaudir los circos y volvamos al origen, el futbol. Disfrutemos de Messi, Cristiano Ronaldo y demás, rechacemos a Mourinho, teatros de Alves y golpes.

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